viernes, 5 de diciembre de 2014

ARTICULO

A raíz de la muerte de mi hermano Vicente, me reencontré con muchos amigos comunes que no veía desde el instituto. Uno de ellos, Chema, estuvo muy unido a Vicente. Hacíamos teatro allá en los ochenta. Nos llamábamos “Kindhas”, que era el nombre de un personaje teatral creado por mi hermano. Desde que murió Vicente, hemos seguido viéndonos y hace unos meses, decidimos hacer una asociación cultural, a la que hemos llamado Kindhas.  
Cristina Sáez Vallés
Nacimiento
Kindhas en el homenaje a Vicente Saez Vallés y su inmortal "Patata". La vida nos separó, su muerte nos volvió a unir. La ataxia pudo con su cuerpo, pero no con su memoria. Gracias amigo del alma. JMB
             

                  
Llorando palabras de amargo olvido. Fantástica la obra de teatro a favor de la fundación Vicente Ferrer. Enhorabuena por la actuación de todo el grupo de actores en especial a Cristina Sáez Vallés y Sergio Navarro.
El 29 de noviembre del 2014 magnífica actuación y excelente obra de teatro de mano de la A.C.KINDHAS en beneficio de la Fundación Vicente Ferrer. Enhorabuena!!!
La fusta de ma fille tuvo también su estrellato de mano de nuestra gran amiga y excelente actriz Cristina Sáez Vallés . Maravillosa muestra de generosidad y solidaridad de todo el grupo de teatro Sergio Navarro otro crack!!!

jueves, 13 de noviembre de 2014

LLORANDO PALABRAS DE AMARGO OLVIDO



Para la Fundación Vicente Ferrer (FVF) trabajar con el pueblo indio representa estar al servicio de millones de personas que sufren. Significa intentar poner fin a la pobreza extrema, al analfabetismo, a la enfermedad y a la desigualdad de oportunidades.

KINDHAS te invita a participar en este noble objetivo.


Añadir leyenda
https://www.facebook.com/events/1549433461960555/

ANNA FERRER en Zaragoza




https://www.facebook.com/events/557760167657315/

sábado, 27 de septiembre de 2014

50 ANIVERSARIO



Hoy hubiera cumplido 50 años Vicente Sáez Vallés, actor de cine y teatro, escritor de guiones y novelas, de relatos cortos y poemas, psicólogo, y ante todo divertido, amable, inteligente y buen amigo.
Hoy le queremos recordar porque a todos que tuvimos la suerte de conocerle nos hizo mejores personas de lo que hubiéramos sido.
En recuerdo de ese amigo del alma.

martes, 16 de septiembre de 2014

El secuestro del reflejo (segunda parte)


- II parte-

Había pasado cientos de veces al lado de la puerta del casino, pero jamás se había adentrado en sus dependencias. Tomó ansioso el pomo macizo de la puerta y lo primero que vio le inundó en una familiaridad enajenante por desconocida: las paredes estaban enmoquetadas con terciopelo rojo, y había unas mujeres, poco vestidas, con lencería fina roja y negra que llevaban bandejas llenas de vasos con bebidas a la gente que rodeaba ansiosa las mesas de juego… ésos estaban pendientes de algún naipe, algún dado, o que la bola de la ruleta se detuviera en una casilla en concreto. 

Atravesaba la estancia, llena de opulencia, con la mirada fija en las sorpresas que le aguardaban, y unas mujeres bellas y de proposiciones y de tintineos y de alfombras verdes y azules y vestidos de gala y murmullos de dinero y de: “¡Apuesten, señores!”

Había un pasillo con un cartel luminoso en forma de flecha que apuntaba a dos puertas rosas con siluetas pintadas de un hombre y una mujer, respectivamente. Atravesó, nervioso, la de los aseos de hombres, y fue directo al lavabo. Sólo había uno bajo un gran espejo: no se pudo ver… sólo vio la estrecha puerta verde de enfrente que daba al inodoro y la puerta por la que había entrado. 

Estaba pálido y demacrado… la preocupación le obligaba a una ansiedad sin protagonista. Accionó el grifo, y fue como el interruptor de algo mágico que hizo titilar la luz de la estancia que olía a ambientador del barato. 

De pronto, una imagen se formó en ese espejo: era un hombre joven, en una penumbra plana y con movimiento propio y ataviado con una gabardina gris oscuro. 

Desde el espejo una voz eléctrica y ronca le saludó: 

- ¡Hola!. 

No daba crédito a sus ojos, pero le pareció ver una mirada ladina e inquisitiva. 

- ¿Has traído el dinero? -la imagen sonreía burlona. 

Temblando entregó la caja al espejo. La imagen cogió la caja, tomó los billetes y monedas y los contó, luego lo metió en un bolsillo de su gabardina, y arrojó la caja hacia el interior del lavabo con ruidera impresionante. 

Vicente Sáez Vallés
El hombre abrió los ojos cuando vio a la imagen reír: unas carcajadas limpias, sonoras y fantasmales. Se sorprendió tanto, que no pudo resistir, y se desmayó. Cayó aparatosamente al suelo del aseo. La imagen del espejo carraspeó, y saltó ágilmente hacia el cuarto de baño, dónde yacía el hombre, apoyándose en el marco del espejo. 

La imagen partió con paso decidido a gastar el dinero en el casino con alcohol, apuestas, y mujeres de dudosa reputación. Al salir, la imagen tropezó con la mano del hombre inconsciente, y, tuvo que detenerse, agacharse, y atarse la zapatilla deportiva, azul y con una estrella amarilla. 

-FIN-.

Nota segunda del administrador del blog: 

Vicente falleció en el año 2006. Para acceder a una breve semblanza del autor del texto (escrita por su hermana, Cristina, también, como él, paciente de Ataxia de Friedreich), hacer click en: Semblanza de Vicente Sáez Vallés.

lunes, 15 de septiembre de 2014

El secuestro del reflejo (primera parte)

- I parte-

A esas horas el mundo era incómodo. Levantarse de la cama constituía una enorme gesta donde estaban involucradas la abnegación, la voluntad, y la estupidez de que se reprochara una y otra vez el haberse acostado tan tarde, y lo poco que había dormido. Pero se desperezó, y bostezó escandalosamente en ese viaje al cuarto de baño. Antes de meterse en la ducha, se miró al espejo, y no se vio. 

Atónito, hizo varios gestos tontos: se fue y volvió varias veces, y hasta bailó frente al espejo. En el lugar donde suponía que estaba su imagen, no había nada. Su imagen no estaba en el decorado que reflejaba su espejo, pero él sí se veía a sí mismo: veía su hombro, sus manos, su cola... Pero no se veía reflejado en el espejo. 

Se preocupaba más y más en una consternación que le quemaba. Se le ocurrió ir a ver al médico, o llamar una ambulancia, ya que el sudor frío se adueñó de su rostro, y la angustia se iba apropiando de su tímida persona. Sin embargo, pensó en vestirse primero. 

Lo intentaba, en vano, con otros espejos, y no consiguió verse. Incluso fue a casa del vecino evangelista, pero sólo pudo ver la imagen del vecino y su sorpresa: El bigote del vecino se erizó al pensar que se trataba de un vampiro que no se podía ver en los espejos… ya que, de hecho, los vampiros no se pueden ver en los espejos. 

Muy nervioso, sin poder dar fe a esa realidad que le agobiaba, ajustó el cuello de su gabardina gris oscuro y se dirigió a su casa. Vio en el suelo, delante de la entrada de su hogar, un papel que recogió extrañado. Lo leyó con el sinsentido inscrito en su rostro: 

“Muy señor mío: Si desea recuperar su imagen en el espejo, deberá personarse en los aseos de hombres del casino, a las 8 de la tarde, con 62.500 pesetas escondidas en una caja de galletas de hojalata. De no hacerlo así, es posible que nunca más vuelva a verla. No avise a la policía, ni a su primo… de nada servirá...”.

El papel era amarillo, mecanografiado con una cinta de máquina de escribir vieja y gastada. Frotó sus párpados, y decidió no hacer caso a lo que le pasó. Fue a afeitarse, y eso le resultó especialmente molesto sin su imagen en el espejo. Por eso, cambió de opinión, y fue al casino con su gabardina gris oscuro de cuello cerrado, dispuesto a entregar el dinero del rescate. 

Vicente Sáez Vallés
Curiosamente, guardaba esa cantidad en una vieja caja de galletas azul, con estrellitas doradas, de hojalata vieja. Había ahorrado esa cantidad para comprarse un telescopio que vio expuesto en el escaparate de la tienda de fotografía de la esquina. Poder ver mejor las estrellas y la luna, suponía mucho para él, pero era más importante recuperar su imagen en el espejo. Ató sus zapatillas deportivas azules con una estrellita amarilla, cogió la caja ruidosa de la estantería, y partió valeroso en pos de enfrentarse con ese extraño ladrón de imágenes en el espejo.

(Continuará mañana).

Nota segunda del administrador del blog: 

Vicente falleció en el año 2006. Para acceder a una breve semblanza del autor del texto (escrita por su hermana, Cristina, también, como él, paciente de Ataxia de Friedreich), hacer click en: Semblanza de Vicente Sáez Vallés.

ME DICEN EL FEO

lunes, 8 de septiembre de 2014

KINDHAS en el BV80

VIERNES, 8 DE MAYO DE 2009


Vicente, Cristina y el BV-80

Cristina Sáez nos ha enviado este texto junto con las fotos que lo acompañan.

Mi hermano Vicente, el pequeño de cinco hermanos, se fue a otra parte, a su cielo. Un cielo lleno de calamares gigantes, pero rebozados.
Rodeado de ángelas, sí, femeninas, con sexo y con seso.
Tomando café con una nube de leche con Isaac Asimov y con Sigmund Freud, discutiendo la existencia de Dios, de mujeres pechugonas y de que el psicoanálisis es una patata podrida.
Todas las noches me visita en mis sueños. Y le abrazo muy fuerte. Él camina y lleva el pelo largo y rizado, como en la época del BV 80.
¡Cómo le hecho de menos!

En 1981 yo tenía 18 años y estudiaba 3º de BUP en el instituto. Más bien repetía curso en el Mixto 4, que debía ser el único de Zaragoza en el que aceptaban a gente de todo tipo, repetidores, perdidos... En fin, en mi curso había tantos que crearon una clase nueva, 3º H. Había ido el año anterior a la Escuela de Arte Dramático, la vieja; eran clases nocturnas y no estudiaba nada en el colegio de monjas al que iba desde niña. No sé si esta escuela era buena o mala, ni quiero saberlo, para mí fue el principio. Y ya no fui a ninguna otra. Preferí aprender sola, bueno, con mis hermanos: Alfredo Sáez, que también actuó en alguna ocasión con nosotros, fantásticamente, y sobre todo Vicente Sáez, al que fui introduciendo poco a poco, ya que yo sabía que él valía mucho, y con gente que iba y venía constantemente.

El BV80 significó mucho para mí. El grupo inicial que había formado con mis compañeros de la escuela que se llamaba "Algarabía" fue disolviéndose lentamente y dio paso a otro nuevo donde la improvisación pura, el surrealismo, a veces el escándalo y la diversión llenaban el bar de carcajadas y aplausos. Y también nos dieron algún susto que otro unos macarrillas con navajas que no se tomaban muy bien que Vicente los sacara al escenario para hacer de perro o de caja de cerillas. Pero así era mi hermano con 16 añitos. El grupo se llamó "Kindhas", el diminutivo de KINDHASRASZANCINTO, un personaje creado por Vicente. En el BV80 hicimos hasta un espectáculo infantil, KINDHASRASZANCINTADAS, en el que debutó mi sobrino Sergio, con 6 añitos, y sigue con nosotros hasta ahora, con 35.

Nuestra enfermedad empezaba a mostrar los primeros síntomas. Parecíamos borrachos o drogadictos por nuestra forma de movernos. Pero sólo tomábamos café cortado (mi hermano con una nube de leche) o coca-cola, pero nada de alcohol. No necesitábamos emborracharnos para actuar ante el público y esa era nuestra única droga: el teatro, o el no-teatro. Los que nos dejaban decían que se iban porque eso que hacíamos no era teatro. Alguno se fue a pesar suyo porque en su casa no les dejaban hacer esas cosas. A mí no me dejaban tampoco, porque no querían que fuera una cabaretera... Pero no podía desengancharme. O no quería...

Ahora, con 46 años, sigo haciendo lo que puedo. Escribo guiones de cine para actuar yo, no los dirijo (dirigí uno); escribí guiones con Vicente también, pero él ya no quería actuar. Dedicaba casi todo su tiempo a escribir. Conservamos su página web: www.vicensite.eu

Seguiría contando muchas cosas, pero sólo quiero agradecer la oportunidad de formar parte de una movida artística tan fantástica.

Lo de la ataxia, la silla de ruedas... pues algún defecto hay que tener

http://barbv80.blogspot.com.es/2009/05/vicente-cristina-y-el-bv-80.html

KINDHAS 1981



TEATRO INFANTIL EN EL BAR BV-80
 — conBarBvochenta ValtueñaJose Maria Bayod Gotor ySergio Navarro.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

NACIMIENTO

Kindhas en el homenaje a Vicente Saez Vallés y su inmortal "Patata". La vida nos separó, su muerte nos volvió a unir. La ataxia pudo con su cuerpo, pero no con su memoria. Gracias amigo del alma.
JMB